miércoles, 19 de agosto de 2009

Onda Encantada de la Mano/Escribe Juan Carlos Gomez

Onda Encantada de la Mano/Escribe Juan Carlos Gomez
LA ONDA ENCANTADA DE LA MANO AZUL
En la perfecta sincronía del tiempo Maya, corresponde desde hoy la Onda Encantada de la Mano Azul, ella nos regala un gesto amplio de infinito, que viene desde el universo, el que como un ofrecimiento generoso, se extiende ante cada uno de nosotros, para que emprendamos una obra, una artesanía celeste que brote de la capacidad propia de hacer, de producir, de realizar una obra. Será un buen tiempo, entonces, para fabricar con las manos una nueva forma, para trabajar con la minuciosidad de los dedos, una creación propia, hace falta reconocerse artífice, reconocerse activo en la creación de uno mismo y de una misma, tal vez haya tendencias a creer que todo bastará con la exigencia de que vengan los regalos por sí mismos, sin mediar nuestra presencia, nuestro esfuerzo, nuestra capacidad de crear algo, tal vez haya tendencias a pensar que aun los dioses están esperando en alguna parte del camino, todo oídos de los ruegos, para darnos las respuestas, los medios o las fibras que permitan entretejer la vida. Tal vez haya tendencias a pensar que lo que pasa es una fuerza que atropella y que decide por sí misma, sin mediar nuestra presencia en cuanto nos sucede y en cuanto nos golpea a veces, es que así no se mira de las obras, la presencia propia, se mira la culpa ajena, se deja en otras manos una obra que al final es nuestra, es mucha la tendencia de pensar que anda alguien por ahí que causa males con la magia negra de sus intenciones, que hay algo por ahí que como a marionetas nos mueve con hilos invisibles o con cadenas de fierro, pesadísimas y negras, parece que de ver así la vida, no queda escapatoria, todo lo que pasa es tan ineludible, no quedan entonces más que los quejidos, los rezongos y lamentos, no queda más que el asumirse solos y sumidos, sometidos a la muerte como si nada más se pudiera, entonces de esa forma, sobra todo lo que podamos hacer, no hace falta ni oponerse ni tomar la decisión de dejarlo. Pero la Mano Azul que desde hoy se viene, está para enseñarnos lo contrario, para hacernos asumir que cada uno de nosotros decide, que cada uno con sus manos se construye a cada rato, que cada uno de nosotros es un ser divino que puede hacer la vida en vez de hallarla hecha, de comprarla o de tener que recibirla tal cual viene, sin más posibilidad de rechazarla y, ¡sin embargo!, se puede, puedes decidir hacerla, o puedes decidir perderla, puedes decidir usar tu mente para decretar luces, días y experiencias nuevas o puedes decretarte sombras, muros y riberas infranqueables que dejan ver la vida al otro lado de la infernal corriente, puedes regalarte a los vestigios del pasado y sucumbir en silencio o con llantos ahogados, o puedes abrir los dedos de tus manos y dejar de aferrar lo que te pesa y que te arrastra innecesariamente. Es la Onda Encantada de la Mano, que hace que la vida sea la oportunidad perenne de aprender, de conocer en la experiencia directa cuanto pasa, de hacer que la enseñanza que te llena sea más que una lección memorizada desde un libro de auto ayuda, o una serie de preceptos religiosos que parecen resolverlo todo, pero que pesan en la mente como una oxidada reja, que aprisiona las ideas y que no deja que haya hechos, que haya obras, experiencias permanentes, que de hacerlas, de vivirlas, de tocarlas, son de veras y se hacen sabiduría para siempre. Tal vez exista mucho la tendencia de esperar que vengan los iluminados maestros, para traer la sabiduría máxima, y que haya que adquirirla en libros empastados de lomos de oro , cuando en realidad se trata solo de la vida, de notar que es lo que trae una experiencia cualquiera, un hecho minúsculo, un gesto, un temporal, una catástrofe, el nacimiento de un hijo, la espera que adormece y enfría, la palabra que se dice y la que se guarda para siempre, saber reconocer en la experiencia la más grande de todas las inmensas bibliotecas del cielo, saber reconocer en la experiencia que se puede conocer mucho más que cientos de años repensando como fue que lo hice.
Y así esta mano que realiza, esta mano que conoce, así también la mano que sana, porque siempre hay una mano en la mitad de un gesto, que nos salva de caer en el abismo, porque siempre hay una mano que se posa en la rodilla herida cuando alguna vez caíste, porque siempre hay una mano que se estrecha a la nuestra cuando alguien se pierde o que acaricia los cabellos cuando una pena muerde, porque siempre hay una mano que se extiende par a arrancarte de las telas que aprisionan las libertades propias, porque siempre hay una mano que podrá traerte desde el cielo la energía que calme, limpie, desbloquee y alargue la paz que tantas veces se pierde, porque siempre hay una mano para darla, para que tomada de otra mano haga que la vida sea verde, porque siempre hay una mano que podremos darnos. Entonces no podríamos dejar de convencernos que éste es el tiempo necesario, para hacer de nuestras manos la herramienta que abra, que guarde, que invente, que amase, que se hunda en la humedad de la tierra fértil y que acune la semilla que aguarda y que abone y que riegue y que al primer brote haga una sombra, agregue una guía, proteja, pode y cuide, hasta que un día tome de los frutos, aquellos suficientes para sí y para prodigarlos al mundo y que luego acaricie la frente secándose el cansancio tibio de una vida fértil, de una mano nido, firme, escultora, herramienta, tierna y extensión del corazón de cada uno y de todo el planeta.
DRAGON RESONANTE ROJO

LA ONDA ENCANTADA DE LA MANO AZUL
En la perfecta sincronía del tiempo Maya, corresponde desde hoy la Onda Encantada de la Mano Azul, ella nos regala un gesto amplio de infinito, que viene desde el universo, el que como un ofrecimiento generoso, se extiende ante cada uno de nosotros, para que emprendamos una obra, una artesanía celeste que brote de la capacidad propia de hacer, de producir, de realizar una obra. Será un buen tiempo, entonces, para fabricar con las manos una nueva forma, para trabajar con la minuciosidad de los dedos, una creación propia, hace falta reconocerse artífice, reconocerse activo en la creación de uno mismo y de una misma, tal vez haya tendencias a creer que todo bastará con la exigencia de que vengan los regalos por sí mismos, sin mediar nuestra presencia, nuestro esfuerzo, nuestra capacidad de crear algo, tal vez haya tendencias a pensar que aun los dioses están esperando en alguna parte del camino, todo oídos de los ruegos, para darnos las respuestas, los medios o las fibras que permitan entretejer la vida. Tal vez haya tendencias a pensar que lo que pasa es una fuerza que atropella y que decide por sí misma, sin mediar nuestra presencia en cuanto nos sucede y en cuanto nos golpea a veces, es que así no se mira de las obras, la presencia propia, se mira la culpa ajena, se deja en otras manos una obra que al final es nuestra, es mucha la tendencia de pensar que anda alguien por ahí que causa males con la magia negra de sus intenciones, que hay algo por ahí que como a marionetas nos mueve con hilos invisibles o con cadenas de fierro, pesadísimas y negras, parece que de ver así la vida, no queda escapatoria, todo lo que pasa es tan ineludible, no quedan entonces más que los quejidos, los rezongos y lamentos, no queda más que el asumirse solos y sumidos, sometidos a la muerte como si nada más se pudiera, entonces de esa forma, sobra todo lo que podamos hacer, no hace falta ni oponerse ni tomar la decisión de dejarlo. Pero la Mano Azul que desde hoy se viene, está para enseñarnos lo contrario, para hacernos asumir que cada uno de nosotros decide, que cada uno con sus manos se construye a cada rato, que cada uno de nosotros es un ser divino que puede hacer la vida en vez de hallarla hecha, de comprarla o de tener que recibirla tal cual viene, sin más posibilidad de rechazarla y, ¡sin embargo!, se puede, puedes decidir hacerla, o puedes decidir perderla, puedes decidir usar tu mente para decretar luces, días y experiencias nuevas o puedes decretarte sombras, muros y riberas infranqueables que dejan ver la vida al otro lado de la infernal corriente, puedes regalarte a los vestigios del pasado y sucumbir en silencio o con llantos ahogados, o puedes abrir los dedos de tus manos y dejar de aferrar lo que te pesa y que te arrastra innecesariamente. Es la Onda Encantada de la Mano, que hace que la vida sea la oportunidad perenne de aprender, de conocer en la experiencia directa cuanto pasa, de hacer que la enseñanza que te llena sea más que una lección memorizada desde un libro de auto ayuda, o una serie de preceptos religiosos que parecen resolverlo todo, pero que pesan en la mente como una oxidada reja, que aprisiona las ideas y que no deja que haya hechos, que haya obras, experiencias permanentes, que de hacerlas, de vivirlas, de tocarlas, son de veras y se hacen sabiduría para siempre. Tal vez exista mucho la tendencia de esperar que vengan los iluminados maestros, para traer la sabiduría máxima, y que haya que adquirirla en libros empastados de lomos de oro , cuando en realidad se trata solo de la vida, de notar que es lo que trae una experiencia cualquiera, un hecho minúsculo, un gesto, un temporal, una catástrofe, el nacimiento de un hijo, la espera que adormece y enfría, la palabra que se dice y la que se guarda para siempre, saber reconocer en la experiencia la más grande de todas las inmensas bibliotecas del cielo, saber reconocer en la experiencia que se puede conocer mucho más que cientos de años repensando como fue que lo hice.
Y así esta mano que realiza, esta mano que conoce, así también la mano que sana, porque siempre hay una mano en la mitad de un gesto, que nos salva de caer en el abismo, porque siempre hay una mano que se posa en la rodilla herida cuando alguna vez caíste, porque siempre hay una mano que se estrecha a la nuestra cuando alguien se pierde o que acaricia los cabellos cuando una pena muerde, porque siempre hay una mano que se extiende par a arrancarte de las telas que aprisionan las libertades propias, porque siempre hay una mano que podrá traerte desde el cielo la energía que calme, limpie, desbloquee y alargue la paz que tantas veces se pierde, porque siempre hay una mano para darla, para que tomada de otra mano haga que la vida sea verde, porque siempre hay una mano que podremos darnos. Entonces no podríamos dejar de convencernos que éste es el tiempo necesario, para hacer de nuestras manos la herramienta que abra, que guarde, que invente, que amase, que se hunda en la humedad de la tierra fértil y que acune la semilla que aguarda y que abone y que riegue y que al primer brote haga una sombra, agregue una guía, proteja, pode y cuide, hasta que un día tome de los frutos, aquellos suficientes para sí y para prodigarlos al mundo y que luego acaricie la frente secándose el cansancio tibio de una vida fértil, de una mano nido, firme, escultora, herramienta, tierna y extensión del corazón de cada uno y de todo el planeta.
DRAGON RESONANTE ROJO

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