Es bien sabido que los niños perciben sutilmente todo lo que sucede. Son muy susceptibles a las emociones y las energías que les rodean, sienten, perciben mucho màs que los adultos. Esto nos obliga a estar más atentos a nuestras actitudes, de modo que los inspiremos para vivir la verdad, el respeto y la libertad, para que ellos puedan expresarse con naturalidad y de acuerdo a su propia forma de ser.
Reiki se transmite con la mirada, con la actitud, con los movimientos armoniosos y conscientes, con el pensamiento y con las manos. Por eso es tan importante que desde el hogar los niños estén positivamente influenciados para preservar su conexión con la fuente Divina.
El beneficio de Reiki en los niños comienza ya en el vientre materno. Reiki favorece su energía luminosa, los nutre, los protege y, sobre todo, les permite una comunicación fluida y constante con su mamá. Si la madre estando embarazada es iniciada en Reiki, el bebé nacerá siendo un canal Reiki, o sea, un sanador nato.
Gracias a su inocencia, los niños están libres de los prejuicios que tanto atan a la mayoría de los adultos. De este modo la energía Reiki fluye hacia ellos sin impedimentos, naturalmente, sin los bloqueos causados por temores o convicciones rígidas de cualquier tipo.
En las iniciaciones de Reiki los niños no se manejan con los tiempos aconsejados para los adultos. Ellos perciben intuitivamente el momento en que necesitan la energía y por cuánto tiempo la requieren.
Los primeros cambios que podemos observar en los pequeños son: el incremento de su concentración, el aquietamiento de su impulsividad, el desarrollo de su sensibilidad sanadora, y la manifestación de una actitud llena de amor, ya que se han convertido en verdaderos transmisores de amor puro. Serán capaces de sanarse ellos mismos, a sus amigos, mascotas, al planeta...
En las iniciaciones del Sistema Reiki se les enseña a los niños mediante palabras adaptadas a su comprensión y lenguaje. Se les enseña que ellos pueden sanarse, sanar a sus amigos, a sus mascotas, sanar al planeta.
Reiki se transmite con la mirada, con la actitud, con los movimientos armoniosos y conscientes, con el pensamiento y con las manos. Por eso es tan importante que desde el hogar los niños estén positivamente influenciados para preservar su conexión con la fuente Divina.
El beneficio de Reiki en los niños comienza ya en el vientre materno. Reiki favorece su energía luminosa, los nutre, los protege y, sobre todo, les permite una comunicación fluida y constante con su mamá. Si la madre estando embarazada es iniciada en Reiki, el bebé nacerá siendo un canal Reiki, o sea, un sanador nato.
Gracias a su inocencia, los niños están libres de los prejuicios que tanto atan a la mayoría de los adultos. De este modo la energía Reiki fluye hacia ellos sin impedimentos, naturalmente, sin los bloqueos causados por temores o convicciones rígidas de cualquier tipo.
En las iniciaciones de Reiki los niños no se manejan con los tiempos aconsejados para los adultos. Ellos perciben intuitivamente el momento en que necesitan la energía y por cuánto tiempo la requieren.
Los primeros cambios que podemos observar en los pequeños son: el incremento de su concentración, el aquietamiento de su impulsividad, el desarrollo de su sensibilidad sanadora, y la manifestación de una actitud llena de amor, ya que se han convertido en verdaderos transmisores de amor puro. Serán capaces de sanarse ellos mismos, a sus amigos, mascotas, al planeta...
En las iniciaciones del Sistema Reiki se les enseña a los niños mediante palabras adaptadas a su comprensión y lenguaje. Se les enseña que ellos pueden sanarse, sanar a sus amigos, a sus mascotas, sanar al planeta.
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